Esta y las otras imágenes corresponden al Primer Encuentro de Clubes de Comunicación en Paute. |
El papel del periodista y comunicador en la
sociedad actual es interesante, peligroso y mal remunerado. Muchos
postulantes así lo entienden y están dispuestos a aceptar el reto, porque este
profesional está destinado a aportar para “una sociedad mejor”, pero consciente
de que para ello “tiene que ser mejor”: poseedor de una amplia cultura general,
conocedor de técnicas profesionales y sobre todo, dueño de altos valores éticos
y sociales.
Animadores
juveniles
El evento, como el realizado en la UNP, fue muy fructífero e
interesante. Se mostró ante el auditorio los primeros resultados de los jóvenes
que integran el Proyecto “Clubes de Comunicación Estudiantil del Ecuador”. Tania
Párraga y Víctor Fernando Bravo, en su
momento se dirigieron al público, cada quien con su mensaje: qué es un Club de
Comunicación, el camino recorrido, las experiencias personales, las
recomendaciones pertinentes.
Esa vez, “voy a ser un abogado”, proclamó
Fausto Moreno, estudiante del colegio Fray Vicente Solano, “pero requiero
aprender a hablar en público y así defender a quienes lo necesiten; el objetivo
no será específicamente hacer dinero, hay tareas mucho más importantes que eso”.
Habiendo experimentado el “amor platónico”, dijo el expositor que era bueno y
malo, pero toda la juventud concentrada allí, supo que ese es un instante en la
vida de todas las personas, emocionante, de sufrimiento, pero que enseña y deja
las mejores lecciones. Después de todo, quién no ha pasado por ese momento del
primer amor, que rompe corazones, pero pone a prueba, justamente cuando los
actores se encuentra desprovistos de todas la armas para vencer en tales
circunstancias, pero que en todo caso y como sea, tienen el apremio de salir
vencedores, pues en esos momentos ronda el suicidio, la desilusión, las drogas y
la autodestrucción.
Horacio Valdez Martínez fue el organizador principal del evento en Paute. |
Aprender a hablar con la
verdad del corazón
Cuán importante es aprender a hablar y
expresar lo que se siente, lo que se piensa, lo que se sueña, o “lo que se ha
descubierto”. De ahí surgen las personalidades y los pequeños y grandes
proyectos, de ahí se entiende lo que dijo un célebre personaje: “Podrán matar al
soñador pero no al sueño”. Este mundo es confuso y lo es más para la juventud.
Por ello es necesaria la creación de tribunas permanentes destinadas a jóvenes a
fin de que aclaren sus dudas e incertidumbres, para hablar del amor, del dinero,
del poder de la palabra, de los conflictos juveniles, de la
vida…
Y el tiempo, cuando lo que se trata es
bueno, transcurre imparable. Los minutos con los jóvenes fueron rápidos,
segundos. Preguntas por doquier, ninguna pregunta es mala, enseña, aporta,
construye, y las respuestas también fluyeron, como el agua que se la deja
correr, libremente, sin presión, con altura. Chicos y chicas aprendieron algo,
por ejemplo, que no hay que temer a lo constructivo, que el miedo a emprender no
apoya, que las cosas hay que decirlas en el momento oportuno, con las mejores
palabras, que pueden hacer retroceder las más desaprensivas y egoístas
expresiones; que se puede y se debe perdonar, sin que ello signifique ingenuidad
ni pie atrás a la dignidad humana.
Miguel Zambrano, destacado expositor. |
“A mí no me pagan para
eso”
Los Clubes de Comunicación Estudiantil
y los foros con presencia juvenil hoy son una real necesidad en nuestra
sociedad, en el campo y en la ciudad. Los gestores deben ser los maestros y
maestras, con mística y entrega a una labor tan edificante. Creemos que aquello
de que “a mí no me pagan para eso”, o “yo no tengo tiempo”, son justificaciones
superadas, egoísmo que debe pasar de moda, porque el material con que se trabaja
en Escuelas y Colegios “es oro en polvo, finísimo,
valiosísimo”.
“En
el baúl de mis recuerdos encontré un antiguo amor”, dijo una chica del colegio
Ciudad de Cuenca e invitó a jugar. Todos jugamos. Al fin o al cabo, la vida es
un juego, quizá un “juego de abalorios”, como lo plantea Hermann Hesse: “No
sabemos siquiera cómo Dios nos piensa / Con nosotros juega, somos greda en sus
manos / que muda y maleable, ni llora ni sonríe: / y Dios la amasa, sí, pero
nunca la quema”.
“El mundo no es, el mundo está siendo…”
Y
al término, hay que recordar la genialidad de Paulo Freire: “Es necesario
desarrollar una pedagogía de la pregunta. Siempre estamos escuchando una
pedagogía de la respuesta. Los profesores contestan a preguntas que los alumnos
no han hecho”. “Enseñar exige saber escuchar”. “El estudio no se mide por el
número de páginas leídas en una noche, ni por la cantidad de libros leídos en un
semestre. Estudiar no es un acto de consumir ideas, sino de crearlas y
recrearlas”. “Todos nosotros sabemos algo. Todos nosotros ignoramos algo. Por
eso, aprendemos siempre”. “Los llamados ‘ignorantes’ son hombres y mujeres
cultos a los que se les ha negado el derecho de expresarse y por ello son
sometidos a vivir en una ‘cultura del silencio’. “Es preciso reinventar el mundo
y la educación es indispensable en esa reinvención”. Entonces, igual que en el
texto bíblico de la Creación en seis días y el descanso del Hacedor en el
séptimo: “El mundo no es, el mundo está siendo…”
César
Pinos Espinoza
Periodista.
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